10 octubre, 2015

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a2. 
Era el camping número dos. en el primero la olla y la tetera habían quedado quemadas, con ollín. ahí el fuego había sido directo. en el segundo llevaron la cocinilla. era un balón de gas con una cosa de fierro para sujetar la olla o la tetera. 
Violeta debe haber tenido 4 años, o cinco. Su papá ya había visto suficientes campistas de quienes aprender y quería ir de camping solo, con su familia. Y así lo hizo. Varias veces. Meses de planeación mientras trabajaba en la boca de los pacientes. Todos contentos. Pacientes que lo apreciaban no tenían problema en que se fuera por "2 meses si quiere, mientras nos deje de hacer sufrir". Pero casi siempre era un mes y poco más. Después había que adaptarse a la urbe antes de volver a trabajar en ella. 
El camping consistía en largas tardes en largos días al lado de la playa. Bastante actividad en las mañanas, había mucho que preparar y acondicionar para que fuese como un hogar. Todo eso escuchando el mar. Y escuchándolo todas las noches hasta que se vuelve parte de la vida cotidiana. Su ir y venir. Su genio, su potencia, y su calma de belleza aterradora. 

En ese camping el papá de Violeta había hecho un hoyo profundo en la duna, hasta que sintió húmedo. Con su mamá pusieron un cajón y se empezó a juntar el agua. De ahí sacaban agua dulce, para lavarse los dientes, enjuagar los platos que lavaban en la orilla del mar,  y quizás algo más que no se me ocurre. 

oops, perdón, se supone que yo no tengo que salir en la escena. 
así dice mi maestra de escritura. no mezclen narradores porque si no les va a quedar mal. y yo pienso, me acaba de dar una idea! también dice que por lo menos nos aguantemos hasta que dominemos la técnica porque sino vamos a hacer puras pendejadas. no lo dijo así, obviamente. 

años más tarde la mamá de Violeta le preguntaría a Violeta ya grande, si no se acordaba de ese evento. Pero no. Violeta solo se recordaba cocinando los desayunos con su papá. su hermano tampoco recordaba que mi papá había sacado agua de la duna, él era más chico por un año y a esa edad aún no empezamos a guardar recuerdos.
La mamá de Violeta contaba esta historia y nadie le creía. Pero yo sí. {narradora entrometida}

Me confunde mucho narrar como si fuera una narradora y no yo misma. siempre he escrito en mi diario y esto de escribir para hablar de otra que no soy yo es confuso. también me pasa que si estoy hablando de la Violeta, describiéndola, o hablando de su vida, me pongo a responderle a la narradora, como ocurrió en el párrafo de arriba.