28 noviembre, 2020

nada pulido por favor, no quiero limpiar nada ya es suficiente.

ah sí, es que es el tema. yo limpiando las escaleras y los pasillos y la cocina, aunque ahí también cocinaba. con la Linda o la Yoren. quién más, la Kelly, a lo mejor alguna vez la chiquita esa, cómo se llamaba? chin. Andrea!

estaba yo limpiando las escaleras de mi casa acá en Oaxaca y me acordé de la manera en que había que limpiar la casa del gurú. del spiritual teacher. teacher, that was the most usual name. and his name. his name had some kind of magic for us. will tell you why. 

cada fin de semana se suponía que teníamos que subir hasta la casa del maestro en las montañas, así le llaman pero en realidad no más es una zona de lomas bastante suaves, a dos horas de Boston. nosotros habíamos declarado nuestra intensión de participar en la comunidad de A, pero como veníamos llegando y éramos una familia con dos hijos, como que medio se nos permitió participar, esto es, a pesar de que no viviríamos en la comunidad, es decir que no viviríamos en alguna de las casas comunitarias en las que vivían los seguidores. los committed students. o serious students se llamaron en algún momento.

no sé si voy a poder hacer un chiste de todo eso, ahora que escribo en otro mood. me dice Q que no debe ser una texto de autoayuda. y hasta eso pensé que podría ser un chiste. cómo se vuelve algo tan extraño como la vida en una comunidad espiritual, aunque haya sido medio en la periferia del culto para estándares de culto, pero que comparado con la cómoda distancia católica por ejemplo, se siente se ve ahora realmente como una intrusión importante en el orden familiar, que en realidad era un desorden de inmigrantes, pero que debe ser justificada internamente con algún tipo de sistema de creencias tan fuerte que sea capaz de hacer que un ser humano haga cosas que sin un contexto psicológico bien potente, no haría por nada del mundo. las ideologías, las creencias, ese set de ideas que nos meten en problemas.

sí se puede decir que es una vida de renuncia. hay muchas cosas que no decide una. por ejemplo, qué hacer el fin de semana. no sé si pueda explicar lo loco que ahora me parece lo que hacía un fin de semana. en vez de estar con mis hijos, ayudarles en las tareas, llevarlos a las prácticas, a sus juegos, a las pelis, a la playa al mall, esa gente esperaba que yo los llevara conmigo a la casa del maestro y los pusiera a participar, de alguna manera extraña, porque lo que se suponía que hiciéramos los que íbamos por el fin de semana, era cocinar y limpiar. meditar tres veces al día, y si teníamos suerte participar en una reunión con el maestro. satsang. todos sentados en cojines de meditación en una mullida alfombra. pequeña tarima con alfombrita persa, planta flores magníficas, vaso de agua, cojín negro. 

a ver si termino la idea. yo estoy limpiando mi casa en oaxaca, en la pandemia, donde la limpieza se ha vuelto una cosa importante en la vida pandémica. limpio el barandal de la escalera, lo cepillo con la escoba le saco todo ese polvo que tiene que he dejado por meses quizás. y de repente se puso lenta la película y recordé cómo era limpiar esa casa del maestro, la ridícula pretensión de un trabajo de karma, o de sumisión, o de muestra de amor al maestro. no tiene sentido que estés en un culto si no amas al maestro. 

no es divertido esto? 

pero el punto es que está este lado de la experiencia de limpiar algo de alguien a quien tu amas. y qué tal si yo hago eso para mí? qué tal si voy limpiando la escalera con el mismo sentido, no, con el mismo cariño que a veces llegué a sentir por esa vida. sí, sí. sí sentía que algo no cuajaba del todo, sí. pero otra fuerza más profunda decidía por mí. metafóricamente, hablando, por favor no se crean que creo en la magia ni en nada por el estilo.

puede esto ser chistoso y a la vez tener algo más? no digo manual para nadie. ni crónica. algo expresivo nada más, con mucha rabia y pena y burla. no pretendo hacer algo pulido, algo trabajado, no tendría sentido. quiero contar mi historia pero no quiero que sea literatura. quiero que sea como un monólogo. 

soy demasiado floja para construir algo con eso. es una anécdota, una asociación mental con un recuerdo de haber limpiado la casa de un tipo que nos manipuló y del cual escapé de milagro.