La ansiedad está controlada y la manera más clara de comprobar esta nueva condición es mi relación con la comida. Yo no soy de las personas que sienta el hambre muy claramente. Sólo cuando dejo de comer por más de 6 horas puede que me duela el estómago. Quien sabe cuánto de lo que he comido en toda mi vida, no lo necesitaba mi cuerpo. Sí mi cabeza. Ahora no siento esa necesidad de compensar carencias con la comida. Creo que perdí un kilo y medio y eso es mucho a estas alturas.
Los viajes a Chile a ver a mi familia siempre eran causa de cierta ansiedad. La convivencia con mi mami siempre tenía momentos de encuentros tensos, choque de opiniones, perdía la paciencia fácilmente. Esta vez no ocurrió nada de eso, o si ocurrió fue tan leve que no llegué a experimentar deseos de estar en otra parte. estuve completamente presente, tranquila y pacífica todo el tiempo. el camping en la playa y luego la estadía en la casa frente al mar del primo de mi cuñada fueron absolutamente deliciosos. compartir con mi sobrino de 14 y mi mami de 80 fue muy divertido. Si hubiera estado en el estado de ansiedad que traía, no lo hubiera digerido tan bien y hubiera buscado salidas, recreos, tiempo para mí, que dada la poca frecuencia con que nos vemos no es más que una falta de consideración.
Tratando de ubicar una sensación de vacío en el estómago que siempre estaba asociada a las visitas a Chile, que no sentí esta vez, por primera vez, creo que se debían a malos recuerdos, a paisajes mentales que no eran felices y al parecer ahora quedaron encapsulados en la memoria, sin el poder del efecto físico de náusea. Era una sensación muy desagradable que me hacían sentir inadecuada, insegura, muy intranquila.
Es impresionante el poder de la venlafaxina, es de una precisión sobre el humor que me asombra. si no supiera un poquito de neurociencia pensaría que es una brujería.
El efecto, a pesar de que no he modificado la dosis, se está pasando. es como si mi cuerpo la estuviera asimilando. se nota porque lo bochornos están volviendo cuando al segundo día de empezar con la droga habían desaparecido completamente. recuerdo el momento exacto en que sentí el primer momento de intranquilidad o pérdida de paciencia, hace como 10 días. me llamó mucho la atención mi reacción hacia algo que hizo mi sobrino, nada fuera de lo que había estado haciendo por todo ese tiempo juntos. pero me molestó y sentí la necesidad de decir algo. que parara. y cuando lo dije, me di cuenta que se había pasado el efecto de estar como en una zona de almohadones. no me dio ansiedad, como cuando se acaba el efecto de la marihuana, la mediocre felicidad pacheca. no. fue una cosa totalmente tolerable. visible como una sugerencia. un camino de regreso a mi ser sobrio pero aminorado, puesto en perspectiva de una otra yo que no se espanta tan fácilmente con los demonios.